La novela del tranvía y otros cuentos
Gutierrez Najera, Manuel , 1859-1895
La novela del tranvía y otros cuentos / Manuel Gutiérrez Nájera - Mexico : Fondo de Cultura Económica , 1996 - 164 p. ; 21 cm. - Tezontle .
En la última cuarta parte del siglo XIX, mientras Porfirio Díaz consolidaba su dictadura y el país lamía las heridas dejadas por la guerra de Intervención. Los mexicanos se consolaban cantando aquellas coplas de "Ya se fueron los franceses. Se llevaron las pesetas. /Y nos dejaron, / ¡Tierra para las macetas!" en efecto se habían ido los franceses, más en nuestras letras y costumbres empezaba a privar un afrancesamiento definitivo. Lo mismo ocurría en todo el mundo. Mala situación económica aparte, la gente no la pasaba tan mal. Había esperanza: alguien podía invitarlo a uno a comer, podía uno sacarse la lotería escritores y poetas, por su parte, habían perdido las inhibiciones heredadas de los autores más serios de principios de siglo. Así, eran capaces de soltar frases como "Oigo el canto de las cigarras virgilianas y el murmurio de la fuente Tibur" sin perder compostura. También les era fácil escabullirse a un país encantador donde las personas tenían un "sprit rociado de Veuve Clicqout"; "flanear" de "La Sorpresa" a la esquina del Jockey Club equivalía a hacer lo mismo en un bulevar "parisien"; donde se podía visitar a la bella Rosa-Thé, usar seudónimos como Petit Bleu y emplear palabras como oriflama, rosicler o neblí sin escuchar carcajadas feroces. Tomado de la pasta
968-16-1724-X (primera edición) 998-16-5097-2 (segunda edición)
Cuentos mexicanos
CUE GUT
La novela del tranvía y otros cuentos / Manuel Gutiérrez Nájera - Mexico : Fondo de Cultura Económica , 1996 - 164 p. ; 21 cm. - Tezontle .
En la última cuarta parte del siglo XIX, mientras Porfirio Díaz consolidaba su dictadura y el país lamía las heridas dejadas por la guerra de Intervención. Los mexicanos se consolaban cantando aquellas coplas de "Ya se fueron los franceses. Se llevaron las pesetas. /Y nos dejaron, / ¡Tierra para las macetas!" en efecto se habían ido los franceses, más en nuestras letras y costumbres empezaba a privar un afrancesamiento definitivo. Lo mismo ocurría en todo el mundo. Mala situación económica aparte, la gente no la pasaba tan mal. Había esperanza: alguien podía invitarlo a uno a comer, podía uno sacarse la lotería escritores y poetas, por su parte, habían perdido las inhibiciones heredadas de los autores más serios de principios de siglo. Así, eran capaces de soltar frases como "Oigo el canto de las cigarras virgilianas y el murmurio de la fuente Tibur" sin perder compostura. También les era fácil escabullirse a un país encantador donde las personas tenían un "sprit rociado de Veuve Clicqout"; "flanear" de "La Sorpresa" a la esquina del Jockey Club equivalía a hacer lo mismo en un bulevar "parisien"; donde se podía visitar a la bella Rosa-Thé, usar seudónimos como Petit Bleu y emplear palabras como oriflama, rosicler o neblí sin escuchar carcajadas feroces. Tomado de la pasta
968-16-1724-X (primera edición) 998-16-5097-2 (segunda edición)
Cuentos mexicanos
CUE GUT